¿Cómo empezar tu libro?

3–4 minutos

Todo escritor conoce el miedo que solo puede ser provocado por nuestra peor pesadilla: la hoja en blanco. La eterna apertura de posibilidades que se cierran en un único instante de incertidumbre y agonía, condensando nuestras inseguridades y voces internas. ¿Por qué no puedo iniciar? ¿Será que no tengo clara la historia? No tengo talento. ¿Podré escribir tantas páginas como quiero…?

En el fondo, la hoja en blanco se erige como un impedimento puramente mental, mostrándonos la pureza de nuestra desdicha e inacción. No obstante, es imprescindible para un autor deshacerse de sus temores para poder, en efecto, empezar a escribir.

Se dice fácil, pero, en realidad, requiere más pasos que simplemente escribir. Terminar un libro no es cualquier cosa, y, naturalmente, para poner el punto final es necesario redactar la primera oración. Es cierto que la mera empresa de escribir un libro es loable en sí misma, por lo cual, si estás aquí, ya has dado el primer paso. Seguramente hay una historia que tienes en mente, o un tema que quieres tratar con amplitud. Tomar la decisión de llevarlo a cabo es, quizá, el paso más difícil: lo has visto como algo posible, y eso es lo que hace que se inicie un camino que, si bien no será sencillo, claro que será transitable. Enhorabuena.

Y ahora estás aquí: con la entrada de blog abierta en una pestaña y el documento en blanco en otra. ¿Qué sigue? Contraintuitivamente, el segundo paso no es escribir.

La planeación de un libro suele ser un paso engorroso, pero es sumamente útil a la hora de iniciar un libro por una preponderante razón: ayuda a comprometerse con el libro como un producto final, de modo que es más difícil que abandonemos el proyecto o que nos perdamos a la mitad y no sepamos hacia dónde llevarlo después. No se trata de planear, con calendario en mano, los horarios con los cuales vas a trabajar día con día (aunque, si te funciona, te mostramos estas rutinas de trabajo de grandes genios en la historia, por si te dan inspiración), sino de entender bien tu proyecto y saber hacia dónde lo quieres llevar, así como qué puntos quieres tocar en el camino.

Para planear tu libro hay muchos métodos: hay planificadores que puedes llenar, puedes realizar un esquema, puedes escribir todos los datos y puntos claves… en fin. Cada autor tiene sus métodos, y es importante que encuentres el más funcional para ti. Lo verdaderamente crucial es que tú conozcas tu proyecto y sepas qué quieres decir y cómo, para que logres tener una visión de conjunto y suficientes criterios para saber cómo va el proceso durante la escritura.

Muchas veces, empezar un libro se trata de tener claro el punto de llegada, pero también de seccionar el trabajo. Proponer metas cortas y ser constante con ellas hará un mundo de diferencia. Escribir un libro da miedo, pero escribir una página… no tanto. Si a diario te propones escribir una o dos páginas (de lo que sea, realmente), verás que pronto tendrás mucha información que, seguramente, tendrás que acomodar y pulir, pero que será de gran valor para la totalidad de tu libro. Pon como meta escribir el primer capítulo, la primera escena o el primer diálogo, y pronto estarás en el camino correcto para continuar.

Al final del día, empezar un libro se trata de superar los miedos, planear las cosas y ahuyentar los fantasmas de la inseguridad. Lo que debes saber es que esa hoja en blanco que ahora se ve tan amenazante, en realidad es parte de un proceso que, si aprendes a disfrutar, será tu aliado.

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